31/3/12

SERMON DE LAS 7 PALABRAS (I parte)

Por tus siete palabras despeñado corre, río de amor, hasta mi hondura la voz que, descendiendo de la altura, viene a regar mi huerto deshojado. Sólo siete palabras. Un alado y celestial revuelo sin presura: siete castas palomas. Abandonado no me dejes, Señor, y, con tu acento, hazme callar el impaciente grito pendiente de un silencio y un sudario. Las siete para mí. Las siete, viento que me lleve contigo al Infinito. 
SOBRE LAS SIETE PALABRAS
PRONUNCIADAS POR CRISTO EN LA CRUZ
“De septem Verbis a Christo in cruce prolatis.”

  LAS SIETE PALABRAS
Lectura: Juan 13 En estas fechas y en muchos lugares del mundo se conmemora el hecho más espectacular del mundo: la muerte de Jesucristo en la cruz. Un hecho sangriento, cruel, lleno de odio y a la vez un hecho de amor y perdón. Muchas ciudades escenifican los acontecimientos que sucedieron hace casi 2000 años en tierras bíblicas. En el día de hoy me gustaría que con nuestra mente fuéramos por un momento atrás en el tiempo y que juntos pudiéramos ser espectadores de las últimas palabras de Cristo en la cruz. Para poder hacer esto vamos a ir a los evangelios de Lucas, Juan y Mateo y extraer de allí las palabras de Jesús.


1.PALABRA DE PERDÓN.
Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen (Lc. 23:34)

Estamos en un lugar terrible; todas las personas expectantes delante la horrenda escena, tres personas clavadas en la cruz.Muchas personas estaban allí reunidas con el único propósito de burlarse de Jesús. En esos días Jesús fue objeto de toda clase de vejaciones, burlas, insultos en una palabra, desprecio. La maldad humana llegó al extremo de crucificarle, distinción que solo lo hacían a los peores criminales. Allí estaba Jesús, el Hijo de Dios.Tenia poder suficiente para destruirlos a todos o para enviar ángeles que le sirvieran. Podía con solo una palabra dar muerte a todos y escapar con vida.Jesús pronuncia unas palabras, no las que esperaban oír de personas en semejante situación de dolor y sufrimiento, sino palabras de perdón, palabras de misericordia: “Padre, perdonalos, porque no saben lo que hacen”. Él, intercediendo por sus verdugos, intercediendo en el mismo momento, en el mismo lugar de dolor, cuando todavía sentía todo el sufrimiento en su carne,dice “Padre perdonalos”. No solo no hay odio en él sino que eleva una oración para que Dios no les tenga en cuenta su pecado, porque son personas ciegas, personas que no llegan a comprender lo que están haciendo o lo que está pasando. Personas que están viviendo con los ojos ciegos a la realidad de la maravillosa presencia de Dios entre los hombres en la forma del Hijo de Dios,Jesús.Muchas personas hoy viven sin conocer a Dios, viven a espaldas de Dios, viven ciegos a las realidades maravillosas del mundo espiritual. Sus mismos discípulos no llegaron a comprender como un Mesías, el Esperado, el Prometido, moría en la cruz.Jesús siempre en todo su ministerio aquí en la tierra se caracterizó por el amor y la misericordia para con todos y en especial a la gente maltratada, despreciada o enferma. Una vez más demuestra su misericordia aún cuando la mayoría no pueda entenderlo.Pero había alguien más cerca de Jesús en estos momentos, dos malhechores, y esto nos lleva a la segunda palabra que pronunció Jesús:
 2. PALABRA DE ESPERANZA.
Esta Jesús la pronunció a un malhechor que en algunas ocasiones estamos tentados a llamarle “el buen ladrón” cuando deberíamos llamarle “el ladrón arrepentido”. En este momento, en este lugar, no había buen o mal ladrón, los dos eran dignos de castigo, los dos habían hecho lo posible para merecer el castigo de morir en la cruz, el peor de los castigos de la época. Pero si que nos encontramos con dos personajes muy diferentes.

  Uno preocupado de sí mismo, preocupado 
en poder salir airoso de la cruz, y, casi en 
tono de burla, habló a Jesús para que con su 
poder, se librara Jesús y le librara también a él.
No le importaba nada Jesús, no le interesaba nada
de Él, solo quería solucionar su problema.
Muchas personas solo se acuerdan de Dios
cuando algo malo pasa en su vida.
El otro personaje, se reconoce culpable por el hecho 
de estar en la cruz. Había hecho méritos suficientes
para sufrir el castigo.Reconocía que merecía justamente la cruz. No intentaba excusarse. 
Hace pocos días, en un programa de televisión, analizaban la vida de un preso muy singular, 
que cumplía condena de treinta años apodado "el rata". Era autodidacta y tenia la habilidad 
de parecer delante de la cámara como alguien bueno. 
Pero en ningún momento se reconoció culpable el de su mal proceder; para él todo era culpa 
de las circunstancias de la vida; la sociedad le había llevado allí. No tuvo, según él, ninguna 
oportunidad de hacer otra cosa. En ningún momento reconoció su culpa. En cambio este 
ladrón reconoce su culpa, reconoce que Jesús esta condenado injustamente. 
Posiblemente había oído,quizá vivido, en alguna ocasión cerca de Jesús. Quizás la actividad 
frente a la cruz le hizo ver que Jesús era inocente y estaba sufriendo injustamente. 
El ladrón ve en él a alguien fuera de lo común y se atreve a hacerle una petición. “Acuérdate de mí 
cuando vengas en tu reino”. Este ladrón confía en Jesús, confía en que Jesús tiene poder
para ganar a la muerte. En una palabra tiene fé en Jesús, cree en él y  en sus Palabras.Jesús 
aprecia estas palabras de confianza y le asegura que, no cuando venga, sino ahora, hoy estará 
con Él en el paraíso. Este ladrón no tuvo oportunidad de hacer ninguna obra buena, no tuvo 
oportunidad de bautizarse, tan solo manifestó creer en Jesús y eso le valió para que Jesús 
le asegurara la salvación eterna en el paraíso.

3. PALABRA DE ATENCIÓN
Jesús se preocupó de que su madre, la persona que en esos momentos sufría más, estuviera bien atendida y cuidada. Aún en este trance tan difícil, cuando su mente y su cuerpo están enagonía, cuando como humano está soportando las crueles torturas de la cruz, tiene unas palabras para aquellas personas queridas que están con él. ¿quién cuidaría de su madre?
Las mejores manos serian las del discípulo amado. Juan necesitaba de María y María necesitaba de Juan. Jesús une estas dos vidas para que se ayuden mutuamente. A María para que recupere, en lo posible, a su hijo.A Juan para que tenga una madre.Jesús enseña a cada cristiano a pensar en la tierra, en los deberes para con nuestros prójimos empezando con los que tenemos más cerca. No hay que vivir vidas pensando tan sólo en el más allá, pensando en la gloria y en la salvación de nuestras vidas.El cristianismo es también tremendamente práctico. Elcristianismo no es sólo pensar en el cielo; es vivir en la tierra y demostrar, como Cristo lo hizo, que servimos a nuestro Dios y esto se materializa en un servicio al prójimo. Tenemos deberes y oportunidades de hacer el bien. Hagámoslo.Cada persona necesita de la ayuda, del estimulo, del compañerismo, del amor de otras personas. No podemos vivir aislados y decir que no necesitamos a nadie. Todos tenemos necesidad de comprensión y de amor. Jesús también lo sabe y por eso deja al cuidado de uno y de otro. Juan y Maria se acercaron a la cruz y encontraron a un hijo y a una madre. Al acercarnos a la cruz, muchas veces tenemos que renunciar a muchas cosas, y quizá sean muchas cosas agradables, pero allí encontraremos algo mucho más valioso: la presencia constante de Jesús en nosotros.Él prometió que estaría con nosotros todos los días hasta el fin del mundo.



CONTINUARA......

2 comentarios:

  1. interesante este texto,,,un abrazo

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    1. me agrada mucho que te haya gustado no te pierdas la segunda publicacion

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